El lenguaje es un traidor porque nos muestra cómo está articulado nuestro sistema de creencias y pensamientos, así que, a través de él, podemos no sólo analizar a los demás, sino a nosotras mismas y este tipo de expresiones tienen mucha chicha que analizar.

Hoy me he encontrado a cuatro personas que, cuando les he dicho que estaban guapas, me han contestado “Tú, ¡Que me miras con buenos ojos!”. Pero ¿qué nos dice de esas personas esta expresión? Pues creo que pueden ser dos cosas; o una falta de autoestima (porque realmente no piensan que lo estén) o bien una falsa modestia (es decir, menospreciar nuestras virtudes y valores ante los demás aún creyendo que las tenemos). Desde luego que en cualquiera de los dos casos, nos estamos echando piedras contra nuestro propio tejado.
Tengo la “deformación” profesional de leer entre líneas y analizar lo que sucede a mi alrededor, así que a las dos últimas personas les he preguntado si realmente pensaban que era una cuestión mía o no y ambas me han contestado que queda mal decir que sí, que estás guapa. Pero, ¿por qué? si lo creo, ¿por qué no voy a admitirlo públicamente? tonterías de esas que nos enseñan para mantener nuestra autoestima bajo control. Y es que se enseña que admitir tus virtudes y logros ante los demás es de ser una soberbia y, ¡nada más lejos de la realidad! De hecho creo que, más bien, todo lo contrario. La falsa modestia es un reflejo, sin lugar a dudas, de este tipo de enseñanzas en donde el concepto de “autoestima” es inexistente; o bajas la cabeza o eres una soberbia. Y, lógicamente, nadie quiere que le digan que es una soberbia. Pero el concepto de “soberbia” conlleva algo que el de autoestima jamás conlleva y es el creerte superior a los demás o necesitar menospreciar a los demás mientras que la autoestima nos enseña que el hecho de dar valor a “lo nuestro” no está reñido con dar valor a lo de los demás. Aceptar los defectos pero también las virtudes es esencial para nuestra autoestima.
Así que la próxima vez que te pilles a ti misma respondiendo una perla del tipo “Tú, ¡Que me miras con buenos ojos!” pregúntate si es que en verdad no te ves de esa manera o es que estás jugando a no ser una soberbia de cara a la galería. Lo mejor que puedes decir es un “Gracias” con una enorme sonrisa y devolver el cumplido si es que piensas que en realidad la otra persona también está bella. Y disfrutar del resto del día sintiéndote preciosa porque no sólo lo estás, lo eres.
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